No es lo más importante acumular sabiduría humana y tener amplios conocimientos sobre todas las materias. Aunque esto sea lo que cautive a los ojos terrenales. El talento de los creyentes no coincide con lo que el mundo entiende como saber. Para los cristianos lo importante son las personas y lo que éstas hacen, no los conocimientos intelectuales que puedan demostrar. Por eso, son nuestras obras las que nos darán la dimensión de nuestro auténtico saber, que es lo que agrada a Dios. No estamos aquí para aprender cosas y demostrar que somos muy cultos, sino para hacer el bien con nuestras acciones de cada día.
Sin miramos dentro de nosotros mismos, ¿qué vemos? Nuestra vida discurre anodinamente, con pocas ilusiones en el horizonte y más preocupados por cosas banales que