Dar, siempre dar, hasta que se nos caigan los brazos de dar – San Alberto Hurtado
No quedarnos con nada para nosotros mismos, salvo la fe, y aún ésta debemos compartirla y transmitirla. No cansarnos nunca de dar de lo material
No quedarnos con nada para nosotros mismos, salvo la fe, y aún ésta debemos compartirla y transmitirla. No cansarnos nunca de dar de lo material
En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: “Mi casa será casa de oración”;
En Constantinopla, hoy Estambul, en Turquía, san Gregorio Decapolita, monje, que primeramente abrazó la vida monástica y después la de anacoreta. Más tarde, peregrinando, se