El Papa Francisco ha enviado a los católicos un mensaje para la Cuaresma de este año. Su título es: La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios. El Santo Padre propone, en este mensaje, reflexionar sobre la redención de la creación, la fuerza destructiva del pecado y la fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón. La Cuaresma es un signo sacramental de la conversión a la que están llamados constantemente los cristianos, para así encarar más intensa y concretamente el misterio pascual en la vida personal, familiar y social mediante el ayuno la oración y la limosna.
Ayunar, en palabras del Papa, significa “aprender a cambiar nuestra actitud con los demás y con las criaturas”, o sea, “pasar de la tentación de devorarlo todo, para saciar nuestra avidez, a la capacidad de sufrir por amor, que puede colmar el vacío de nuestro corazón”.
Orar, dice Francisco, es necesario “para saber renunciar a la idolatría y a la autosuficiencia de nuestro yo, y declararnos necesitados del señor y de su misericordia”.
Dar limosna, señala el Papa, es un imperativo “para salir de la necedad de vivir y acumularlo todo para nosotros mismos, creyendo que asís nos aseguramos un futuro que no nos pertenece”.
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