Somos tentados a hacer lo que nos gusta y huimos de aquello que conlleva sacrificio. Preferimos la comodidad al esfuerzo y lo placentero a lo que causa dolor. Pero nuestra obligación como creyentes es no hacer caso a nuestros caprichos e intereses sino intentar obrar con justicia, buscando siempre el bien. Si hacemos esto, nos sentiremos mucho más felices.

¿De verdad queremos ser buenos cristianos? Un paso de gigante para avanzar en ello es mostrarnos más humildes. En todo. La humildad es renunciar: a