Menos lamentos y más acciones. Es lo que Cristo nos pide a gritos a los que hemos decidido ser seguidores suyos. Es mucho lo que podemos hacer para mejorar esta sociedad. Con nuestra entrega a Dios y a los hermanos, lo conseguiremos. No es justo que haya hambre, soledad, injusticias… Tenemos que mitigar todos los males que nos rodean. No podemos dejar morir de hambre a nadie mientras tenemos recursos para evitarlo. Está en nuestras manos transformar el mundo.

Por puro egoísmo y para auto disculparse, el hombre suele echar la culpa de sus desmanes, injusticias y daños que él provoca a Dios. También