¿Quién soy yo para juzgar a nadie? ¿Quién soy yo para hacer distinciones a la hora de ayudar a los demás? Lo que se me pide es amar sin cortapisas, intereses personales o caprichos mundanos. Las gentes que están a mi lado me necesitan. Porque tienen necesidad de mi oración, mi donativo, mi palabra de consuelo, mi esfuerzo personal…
Y yo debo estar presto a darles mi amor.

Una madre buena nunca defrauda a sus hijos. No los abandona, no los maltrata, no los guía por malos caminos… María, que es la mejor