Es más fácil decir a los demás qué tienen que hacer para ser mejores que dar nosotros el paso para intentar ser buenos cristianos. Predicamos de palabra, eso se nos da muy bien. Pero en muchas ocasiones falta el ejemplo de nuestras vidas. No solemos hacer lo que pedimos que hagan los demás. Si realmente creemos, pongamos en práctica lo que creemos. Es lo que debemos hacer si nos consideramos seguidores de Cristo.

Tanto en los momentos en los que lo pasamos mal como en los que nos sentimos repletos de gozo por lo bien que nos van