Querer ser cristianos prescindiendo de la cruz es imposible. Porque en ella murió nuestro Salvador y ella no solamente es el símbolo de nuestra fe, sino el camino por el que tenemos que andar si realmente queremos vivir siendo fieles a Cristo. Abrazarnos a la cruz no consiste únicamente en mostrar nuestra identidad como creyentes, sino en estar dispuestos a que nuestros actos sean acordes con el Evangelio.
Ella, María, es bienaventurada. Porque así lo dispuso Dios, que la eligió para ser la madre de Jesús. Y no podía relegarla a un segundo