¡Cuántas veces, Señor, nos vamos de la lengua criticando a los demás! Somos muy dados a ver en los otros todo lo malo y a obviar lo bueno que hay en ellos. Nos regodeamos, en ocasiones, de las desdichas de los que no son como nosotros o piensan de forma diferente. Hasta levantamos falsos testimonios sin sentirnos sonrojados por ello. En ocasiones, destruimos la imagen de los otros con nuestros comentarios y sospechas que transmitimos a los que nos escuchan. ¡Qué lejos nos encontramos de seguir tus consejos! ¡Ayúdanos a contener nuestras murmuraciones!

Una madre buena nunca defrauda a sus hijos. No los abandona, no los maltrata, no los guía por malos caminos… María, que es la mejor