A menudo nos afanamos en buscar la manera de transformar nuestra sociedad para que sea mejor y para esto solamente encontramos inconvenientes. Nos parece tarea imposible porque para cambiar todo lo que está mal creemos que son necesarias grandes actuaciones. No nos damos cuenta de que es posible transformar esta sociedad si somos tenaces en la tarea. Una sonrisa, un apretón de manos, un “gracias” o ”cómo estás”… ¡Qué manera tan sencilla de ser más humanos con todos y de trabajar porque el amor impregne nuestra sociedad!

Danos fuerzas, Señor Jesús, para aceptar nuestra cruz pacientemente. Que comprendamos que sin ella no seremos discípulos tuyos. La cruz destinada a cada uno de