Hay que ser valientes y decir no a nuestro caprichos y deseos, que nos están presionando permanentemente. Tenemos que estar más atentos a lo que de verdad anhela nuestro corazón, que es buscar el bien. A esto es a lo que debemos dedicar todo nuestro esfuerzo. Si lo hacemos, obtendremos la paz interior que siempre que es lo que nuestro corazón ansía.
Ella, María, es bienaventurada. Porque así lo dispuso Dios, que la eligió para ser la madre de Jesús. Y no podía relegarla a un segundo