A veces confundimos el amor con otras muchas cosas que los hombres hemos inventado para justificar nuestros egoísmos personales. Quien ama de verdad tiene que estar dispuesto al sufrimiento, incluso a la entrega de sí mismo, y esto siempre es doloroso. Pero, al mismo tiempo, llena de gozo pues el amor total es la antesala de la gloria que nos espera.
Nuestra esperanza cristiana nos ha de llevar a derrotar el desánimo que a menudo nos rodea por todas partes. Un desánimo que se palpa en