Muchas y grandes son las obras que Dios hace para nuestro bien. La más grande: la inmolación voluntaria de su Hijo para liberarnos de la esclavitud y hacernos herederos suyos. Reconocerlo es nuestra obligación como creyentes. Pregonarlo entre quienes nos rodean es una forma de manifestarle nuestra gratitud.
Somos dados a posponer las buenas acciones y mejorar nuestra forma de vida para hacerla compatible con los mensajes del Evangelio. Somos perezosos, aunque no